En el último número de nuestra revista en la última página, la núm. 24, escribimos un mensaje especial para los lectores que aquí volvemos a repetir literalmente: "¡Queridos lectores! Es probable que en este número esperasen un artículo especial acerca de los fenómenos insólitos que suceden en la parroquia de Herzegovina llamada Medjugorje. Sin embargo, ¡preferimos confiar esto al tiempo, a la paciencia y la providencia de Dios!"
A partir del inicio de los fenómenos insólitos acaecidos en la parroquia de Medjugorje, han transcurrido tres meses. Aproximadamente la misma cantidad de tiempo ha transcurrido de la salida del último número de nuestra revista. Ha pasado bastante tiempo para que también nosotros digamos algo acerca de los fenómenos insólitos de Medjugorje. Particularmente por el hecho de que estos fenómenos día tras día, meses tras meses, se subsiguieron y atrajeron a Medjugorje cientos de miles de fieles y de visitantes curiosos. Es decir, seis niños de Medjugorje día tras día han estado testimoniando enérgicamente sobre las apariciones diarias de la Virgen, y una multitud de fieles de casi todas las regiones de nuestro país (y también del extranjero) han aceptado firmemente tales testimonios. Al mismo tiempo, han comenzado a aparecer algunos testigos con afirmaciones sobre curaciones milagrosas, que atribuyen a la intercesión de la Madre de Dios - después de que oraron fervorosamente y confiaron en Ella.
Sin embargo, a pesar de todo eso, nosotros aquí no hablaremos acerca de apariciones ni curaciones milagrosas. Lo volvemos a dejar "al tiempo, a la paciencia y a la providencia de Dios". En vez de eso diremos algo acerca de algunos fenómenos y testimonios que son evidentes y accesibles a cualquier testigo ocular.
Antes de todo, en Medjugorje desde el inicio de esos acontecimientos insólitos hasta hoy, los fieles oran con profunda devoción. Esta profunda devoción, que se encuentra raramente en otras lugares, es evidente en cada uno de los que visita la iglesia parroquial de Medjugorje durante la liturgia eucarística y de oración. También se percibe que los hombre y las mujeres, los ancianos y los jóvenes, y los más pequeños, permanecen insólitamente en oración durante mucho tiempo y de manera muy concentrada. Además, en gran cantidad se acercan al sacramento de la Santa Confesión. Entre los que se confiesan, no son pocos los que abiertamente predican que durante decenas de años no se habían confesado, que algo los había atraido a Medjugorje para confesarse y que después de esa confesión sentían que habían renacido espiritualmente.
Es evidente también la práctica del ayuno que en este tiempo han aceptado numerosos fieles de todas las edades. Se ayuna más regularmente los viernes, pero también los otros días. Y se ayuna como no se había ayunado desde hacía mucho tiempo: solamente a pan y agua. Además, existen testimonios de muchas reconciliaciones de vecinos, familias e individuos que estaban en conflicto.
Finalmente, los mensajes que los niños-videntes afirman pertenecer a la Virgen, lo que se sabe hasta ahora de ellos, es que no salen de los contenidos de la fe evangélica ni están en contradicción con sus contenidos. Es decir, los niños-videntes perseverantemente destacan que la Virgen a través de ellos impulsa a los fieles a una oración fervorosa, a una fe más activa, a la paz, a la reconciliación, a la conversión, a la reconciliación y a la glorificación de Dios. A eso mismo, según lo afirmado por los niños, la Virgen incentiva a todos los funcionarios eclesiásticos.
Al final no sería bueno callar también el testimonio sobre la extraordinaria amabilidad y hospitalidad de los fieles de Medjugorje y de sus sacerdotes. Acerca de ese hecho hablan con especial entusiamo aquellos que han venido a Medjugorje desde lugares lejanos, y en Medjugorje encontraron una palabra, un consuelo y un hogar cálidos. Todos por igual, católicos y no católicos testimonian lo mismo.
Nuestros hogares, XI, 8, Duvno, 1981, pág. 3.
MEDJUGORJE
– UN LUGAR SILENCIOSO, UN LUGAR DE ORACION
-
Porqué Uds. también no visitan aunque sea por poco tiempo la Parroquia de
Medjugorje, y así desde el "lugar de los hechos" no transmiten a
los lectores sus impresiones sobre lo que ven, aprenden y experimentan?
Con
este tipo de preguntas y estímulos ya hace semanas que nos acosan creyentes
serios y convencidos. Así que, finalmente, decidimos emprender camino. Una
tarde despejada nos dirigimos hacia el manso lugar de Brotnjo. A Medjugorje
llegamos a la hora de un cálido y suave anochecer de octubre. Eran ya la
seis. La hora de la misa vespertina de la iglesia de la Parroquia. Sobre el
pueblo reinaba una paz misteriosa, y en la iglesia se escuchaba una oración
armoniosa. Aceleramos nuestros pasos y ya estábamos bajo el arco de la
grandiosa iglesia de Medjugorje. La liturgia ya estaba por terminar, y los
creyentes estaban todos arrodillados. Algunos en los bancos, otros en el piso.
Al mirar con curiosidad a nuestro alrededor notamos que entre los presentes
había muchos religiosos jóvenes, y entre éstos un gran número de muchachos
jóvenes. Robustos como montañas y jóvenes como una gota de rocío.
Se
termina la liturgia, pero nadie se mueve de la iglesia. Es más, todos se
quedan arrodillados. Entonces inicia una oración especial de siete
Padrenuestros, y luego el Rosario. Todo esto dirigido por los niños -
videntes. Esta vez estaban dos de ellos. La mayor Vicka y el menor Jakov. Los
otros estaban en la escuela, fuera de Medjugorje. Pero los sábados y los
domingos ellos se reúnen con Vicka y Jakov. La oración es clara y
comprensible. Pareciera a momentos el murmullo de un travieso arrollo de montaña.
Nos unimos a la oración, pero seguimos tratando de abarcar con nuestra mirada
cada rincón de la iglesia. Y en eso advertimos como un gran grupo de niños y
niñas, con sus bolsos en la mano van entrando a la iglesia. A medida que
entran se arrodillan y se unen a la oración. Después nos dijeron que la
iglesia era su paradero regular de todas las noches. De la escuela directo a
la iglesia, y recién entonces a casa. Lo hacen con alegría, sin ser
alentados por nadie.
La
oración del Rosario es larga, pero de la iglesia nadie se mueve. Sobre todo
nos fascinó la devoción de los jóvenes cristianos. ¡Será porque jamás
encontramos a jóvenes tan concentrados y penitentes en nuestras iglesias!
Después
del Rosario una parte de los creyentes se van de la iglesia mientras que otra
parte más pequeña se queda en la plegaria dedicada a los enfermos graves. En
el atrio de la iglesia nos encontramos con aquellos jóvenes que en la iglesia
nos fascinaron por su sincera devoción. Sin que le preguntáramos nada, de
inmediato nos abrieron sus corazones los cuales arden de amor hacia nuestra
Madre María. Los hay de todas partes de Bosnia y Herzegovina. Hablamos
especialmente con los que llegaron de Mostar y sus alrededores. Nos dicen que
a menudo están en Medjugorje. Los atrae ese aire único de oración, y a la
vuelta los acompaña la paz espiritual de la cual viven días enteros. Nos
cuentan que ellos al igual que otros jóvenes compañeros conocidos casi todos
los viernes ayunan rigurosamente. Voluntariamente y con entusiasmo.
Nos
despedimos de los jóvenes y en eso se nos acerca un grupo de jóvenes mujeres
y muchachas. Algunas eran de Medjugorje, otras del vecino Citluk, otras de
lugares más lejanos. Tampoco logramos hacerles a ellas ninguna pregunta, ya
que de inmediato se nos adelantaron con su devoción efusiva. Al igual que los
jóvenes muchachos, las mujeres hablan sobre la oración que las lleva y las
entusiasma, sobre la paz espiritual, la alegría interna. Una muchacha, que
hace poco había vuelto de Alemania, con entusiasmo cuenta como desde hace
poco puede durante horas orar en perfecta concentración y como la oración se
ha convertido en una delicia espiritual.
Algunos
encuentros similares frente a la iglesia - en un atardecer ya tardío. Siempre
con testimonios similares y con el mismo entusiasmo.
Hay
una cosa en especial interesante en todo esto: los creyentes hablan mucho
menos sobre las apariciones y curaciones de los enfermos (aunque creen en ello
firmemente) de lo que uno podría esperarse. Al contrario, además de lo ya
mencionado, hablan más sobre una transformación interior, sobre la
reconciliación y el perdón. Y así poco a poco, los creyentes se retiran a
sus casas. Se alejan cantando "María, oh, María", o "Oh,
querida Madre del Cielo".
Nosotros
nos trasladamos entonces a la oficina de la Parroquia - para hablar un poco
con los niños videntes. Vicka y Jakov aceptan de inmediato. Ya al principio
de la conversación uno se da cuenta de que los niños son muy inteligentes,
abiertos y ante todo muy naturales. Vicka habla vivazmente y con seguridad, de
ningún momento es inoportuna. Siempre remarca claramente la diferencia entre
aquello sobre lo cual está totalmente segura y aquello sobre lo cual puede
indirectamente llegar a conclusiones o aquello que puede sólo suponer. A las
preguntas responde rápido, con habilidad y en forma concisa (a veces hasta
figurativamente!). Cuando no tiene respuesta, entonces con simplicidad, sin
rodeos dice: "¡No sé!". No es presumida por haberse convertido, en
cierto sentido, en el centro de atención y por recibir diariamente cúmulos
de cartas de creyentes de todo el país y del mundo entero. Más aún, de sí
misma no va a decir ni siquiera que es muy buena, menos aún perfecta. Ella sólo
dice que trata sinceramente de ser mejor y de ser lo más honesta posible y
como ser humano y como creyente.
El
pequeño Jakov se comporta de acuerdo con su edad. Mientras hablamos con
Vicka, él hurga con la típica travesura de un niño en los libros de la
parroquia, juega con los lápices, toca la máquina de escribir, corretea, por
momentos se sienta, y luego sigue su juego. Pero por milagro al hacerle alguna
pregunta seria, él se serena, deja los "juguetes" y seriamente
responde a éstas.
Nuestra
conversación con los niños es íntima, directa y alegre, así que a veces
incluso bromeamos con ellos. En un momento llamamos la atención de Vicka de
forma provocativa sobre el hecho de que mucha gente no toman en serio las
apariciones que ellos como niños tienen, aunque se trate de creyentes serios,
algunos incluso clérigos. Pero a Vicka esto no le perturba, sino responde que
nadie tiene que creer en sus videncias si no puede o si piensa diferente.
Entonces empieza a contar como después de su primera aparición ni ella misma
podía creer. No quiso decirle a nadie ni confesar hasta que no estuvo
"cien por cien segura que ve a la Virgen y que habla con ella".
Sobre "sus conversaciones con la Virgen" Vicka habla en forma tan
natural como si se tratara de una conversación con su propia madre. De
"las conversaciones con la Virgen" ella destaca más que nada los
mensajes que se refieren a la oración y a la penitencia, la fe y la fidelidad
a Dios, la paz y la reconciliación, la honestidad y el sentimiento humano, el
amor y la bondad. Es decir, algo similar a lo que nos hablaban los creyentes
frente a la iglesia, y siempre en armonía con lo que constituye la esencia y
la estructura del verdadero creyente. Luego de haber conversado con los niños,
hablamos un rato con los franciscanos del lugar - curadores del alma. Ellos de
inmediato, como sus primeras y más fuertes impresiones sobre los creyentes de
Medjugorje y los peregrinos de Medjugorje, destacan muchas cosas que ya habíamos
oído frente a la iglesia: una profunda devoción y oración, un sin número
de contritos acercamientos a los sacramentos son hechos indudables en
Medjugorje, la alegría interna y la paz también son testimonios indudables
que los creyentes a menudo manifiestan y de diversas formas comunican. Fr.
Tomislav nos cuenta dos ejemplos más recientes. El primero se refiere a un
creyente ortodoxo que estuvo en Medjugorje a fines del verano pasado. Sólo
algunos días antes de nuestra llegada había llamado por teléfono a la
oficina de la Parroquia. Primero mencionó que su vista (casi es completamente
ciego) ni siquiera después del peregrinaje a Medjugorje había mejorado, pero
entonces agregó con entusiasmo que ahora siente tanta paz y tanta alegría en
el alma que para él eso es mucho más valioso que la vista. Una testimonio
parecido fue narrado por una mujer, nuestra compatriota de religión católica
que trabaja en Suecia. Después de haber visitado Medjugorje ella se liberó
completamente de sus insoportables aflicciones del alma, de tal forma que
ahora es muy feliz y agradece profundamente a Dios y a la Madre de Dios.
De
paso nos enteramos de que un gran número de creyentes de religión ortodoxa y
musulmana han visitado Medjugorje, y según sus propios testimonios escritos y
orales se han llevado de allí recuerdos inolvidables. Así algunos ortodoxos
se conmovieron profundamente hasta las lágrimas cuando un sacerdote de
Medjugorje además de ofrecerles una cálida bienvenida les habló del Padre
del Cielo y la Madre María en común, los cuales nos quieren a todos por
igual independiente de la religión. Otros fueron conmovidos por la atención
y la hospitalidad de los creyentes del lugar, que los recibían en sus casas
como si fueran sus propios hermanos y hermanas. Por otro lado los creyentes
del lugar y los sacerdotes estaban conmovidos por la profunda devoción y fe
de estos representantes de otras religiones. Sobre todo les encantó la fe y
la actitud penitente de un grupo de gitanos ortodoxos, que desde Lukoc
vinieron de rodillas hasta la entrada de la iglesia de Medjugorje. Fr.
Tomislav nos dijo que jamás había visto un acercamiento tan digno a la cruz
como el realizado por estos gitanos ortodoxos en una ocasión, cuando se
acercaron a la cruz por orden de edad y la besaron.
Los
fieles ortodoxos llegaban a Medjugorje de lugares muy lejanos. Por ejemplo, de
Leskovac, Zajecar, Smederevo, Belgrado, Subotica. También peregrinos
musulmanes venían de lugares muy lejanos. Por ejemplo un grupo llegó
directamente de Zagreb.
Los
unos y los otros se quedaban orando durante largo tiempo y seguían la misa de
manera ejemplar. Los peregrinos católicos por otra parte,
llegaban de casi todas las partes de nuestro país, y también del
extranjero. Tratamos de averiguar datos numéricos, pero los franciscanos del
lugar no quieren dar información no comprobada. Si desde junio a octubre en
Medjugorje hubo 150 000 confesiones, 200.000 comuniones, un millón de
peregrinos, más o menos – es imposible comprobarlo.
Es seguro que se trataba de una gran multitud, y lo más importante es
que la mayoría de esa multitud se dirigía a Medjugorje llevada por las alas
de la fe y la sincera devoción. Esto sería una respuesta a nuestra pregunta
sobre los números.
Entonces
seguimos con algo mucho más importante y salvador que los meros datos.
Especialmente significativo e importante, destacan enseguida los curadores de
alma del lugar, es el hecho de que los creyentes y los peregrinos aquí
empiezan a entrar en el propio interior, en la propia alma - para poder ver en
el alma lo que en la Biblia es tan evidente. De ahí el aumento de la búsqueda
de confesiones más profundas, de la búsqueda de conversaciones y consejos
espirituales y - hasta llegar a la completa realización de la fe y de la
vida. De ahí probablemente la necesidad de la
reconciliación. Fr. Tomislav nos cuenta que hace algún sábado atrás
estuvo dando la comunión sólo a hombres de 25 a 30 años. Mencionemos también
que la misa vespertina del sábado y el domingo son mucho más visitadas que
las misas vespertinas de los días de semana - es comprensible. Así un
domingo de octubre en la misa vespertina según los cálculos de algunos
presentes, además de la iglesia que estaba llena, ¡en el patio frente a ésta
había un número dos veces más grande de creyentes!
Finalmente,
resumiendo los hechos y las impresiones, un joven sacerdote de un lugar vecino
afirma que Medjugorje se ha convertido en los últimos meses en un lugar de
oración silencioso, que glorifica a Dios con penitencia no a gritos. Fr.
Tomislav agrega que este lugar revive los antiguos y algo olvidados valores
espirituales, como el ayuno riguroso y la oración larga y en plena
concentración. (Un creyente le confesó que sólo había oído hablar del
ayuno riguroso de parte de su abuela, y ahora es testigo que incluso los más
jóvenes están dispuestos a realizar este tipo de ayuno).
Realmente,
muchas cosas hermosas, estimulantes e instructivas escuchamos y sentimos en
Medjugorje. Y como que todas estas enseñanzas, mensajes y testimonios se
reducen a un deseo y una esperanza: que en cada persona aumente el sentido
humanitario, y que en el hombre creyente aumente la fe. En todo caso es algo
positivo. Porque, junto a un hombre más humano y a un creyente más creyente,
la vida del hombre en su totalidad tendrá más contenido y será más alegre.
Es algo que todos deseamos, sin importar las creencias y la religión. Algo así
se vislumbra poco a poco en Medjugorje. Con la esperanza y la oración de que
así sea, dejamos la oficina parroquial de Medjugorje. El cielo estaba
iluminado de estrellas. Sobre Medjugorje reinaba la paz.
B.
– L.
Nuestro hogar,
XI., 9 (77), Duvno, noviembre de 1981, pág. 10-11.
MEDJUGORJE
EN EL SIGNO DE LA BLANCURA Y DE LA LUZ
Alentados por numerosos peregrinos de Medjugorje, que afirman convincentemente haber sido testigos en varias ocasiones de fenómenos insólitos y muy evidentes, nuevamente visitamos brevemente la parroquia de Medjugorje. Sucedió en una fría tarde de noviembre, pero el frío no impidió a los veneradores de la Virgen dedicar las horas de la tarde a la oración en la iglesia parroquial de Medjugorje. Al terminar las celebraciones de la tarde encontramos personas conocidas y desconocidas. Desde Medjugorje, Ljubuski, Mostar, Posusje, y a veces de distancias mucho más grandes. No es difícil empezar la conversación “cuando los corazones están llenos y abiertos”. Y comenzamos. Pero inmediatamente manifestamos una cierta cautela hacia los fenómenos insólitos acerca de los que se habla en el último tiempo. Sin embargo, los testigos de tales fenómenos no se dejaron confundir ni titubearon. Hay un gran número. Conversamos con grupos y gente en general. A veces juntos o separadamente. Y en sustancia todos afirman lo mismo. La diferencia está sólo en que no todos se expresan con las mismas palabras y expresiones. Pero eso es debido al nivel de educación y a las diferencias de personalidad.
Sobre la naturaleza de los eventos, nos hablaron testigos de todas las
edades y de diferentes profesiones. Los escuchamos atentamente y anotamos sus
declaraciones. He aquí algunas de ellas:
“Una tarde de septiembre vi, en vez de la gran cruz en el monte
Krizevac, una blancura maravillosa y en el centro de esa blancura algo como la
figura de la Virgen en forma de estatua” – nos dijo un joven que pertenecía
a un grupo grande de muchachos y muchachas, todos de la aldea de Bijakovic.
Cuando objetamos que eso podía ser el fulgor del sol, todos a una voz
respondieron que era imposible, ya que en esos momentos no había sol. Nos
dijeron además que tal fenómeno se había repetido varias veces durante el
mismo día. Entonces tomó la palabra una muchacha que describió el fenómeno
con sus palabras: “Al principio se ve la cruz como se la ve habitualmente.
Luego en vez de la cruz aparece una blancura en forma de una columna blanca. La
blancura comienza al pie de la cruz y va hacia la cúspide. En esos momentos la
cruz desaparece, y en la blancura aparece la figura de una mujer.” Mientras la
muchacha describía lo ocurrido, los demás acompañaban descripción con
particulares detallados. “Una mañana estábamos treinta observando este fenómeno,
continúa una muchacha. Entre nosotros había un hombre de Zagreb con su mujer e
hijo. Cuando vieron este fenómeno, se dirigieron a la cruz en la cima del monte
Krizevac. Nosotros nos encontrábamos frente a nuestra casa y los seguimos con
la mirada hasta que los perdimos de vista. Y cuando apareció de nuevo la
blancura, los vimos de nuevo claramente en camino hacia la cruz, como los
estamos viendo a ustedes ahora. Y a su regreso también fue así. Ellos aparecían
y se perdían de vista, dependiendo de la aparición de la blancura”.
Los jóvenes afirmaron que entre los treinta testigos había gente de
todas las edades, y nos invitaron a que nos quedemos para que nosotros mismos
podamos ser testigos de lo sucedido, ya que ese fenómeno de tiempo en tiempo se
manifiesta.
“Y yo también lo vi” – se entrometió en nuestra conversación una
mujer de edad mediana de la parroquia de Cerin. “Vi la figura de una mujer de
ese lado de la cruz. Yo vi eso durante 15 minutos, y muchos que llegaron antes
dijeron que ya duraba media hora. Yo ese fenómeno lo empecé a observar cinco
minutos antes de las cinco de la tarde.” La mujer afirmó también que esa
escena fue vista por alrededor de cincuenta personas, y agregó: “Llovía, y
parecía que ésta no cayera sobre nosotros. Rezamos, nos alegramos y lloramos
de gozo. Es lo más grande y más grande que había visto en mi vida. Nunca lo
podré olvidar y ahora no de pena morir.”
Así habló esa mujer de Cerina. Y un anciano inmediatamente agregó a lo
dicho por la mujer que no hay nadie de la aldea de Bijakovic que no haya visto
ese fenómeno.
A nuestra conversación se agrega un grupo de escolares. Ellos dicen que
una vez, con ocasión de la ocurrencia de tal fenómeno, interrumpieron la clase
de catecismo, salieron al patio de la iglesia y todos vieron de la misma forma
esa escena insólita.
Aquellos que describen más detalladamente estas visiones comunitarias,
resaltan que la blancura mencionada resplandece como la más resplandeciente luz
nunca antes vista, y algunos afirman que esa luz no tiene nada en común con la
iluminación conocida por todos. Entre nuestros interlocutores había algunos
que testimoniaron expresamente que vieron este mismo fenómeno en la cruz del
campanario de la iglesia, y un anciano perspicaz nos describió con mucho
detalle tal fenómeno en el Podbrdo sobre Bijakovic.
La gente testimoniaba sobre fenómenos en forma de una llama, los que
provocaban temor. Pero rápidamente se pudo comprobar que no se trataba en
absoluto de incendios.
Entre los testigos de estas frecuentes señales en Medjugorje,
encontramos también algunos sacerdotes. Jóvenes y ancianos. Sus testimonios
también coinciden con los testimonios de los demás creyentes. He aquí lo que
nos dijo un sacerdote de unos sesenta años, cuya característica principal es
tener un ingenio agudo y una valoración racional de todos los fenómenos:
“Sucedió un jueves a las 17 horas. Me encontraba junto con mi colega y
con un grupo de alrededor de setenta fieles. Salí de la sacristía y miré
hacia arriba en dirección del Krizevac: ¡No hay cruz! ¡¿Qué sucede?! Quedé
sorprendido. Y mientras no terminaba de sorprenderme, apareció como una columna
blanca. Agitado, regresé a la sacristía y llamé a la religiosa allí presente
para que saliera y viera, y me dijera si ella también se percataba de algún
fenómeno. E inmediatamente me dijo haber visto una figura femenina parecida a
la Virgen. Entonces corrí a la oficina parroquial para llamar a otros
sacerdotes, pero ellos ya se encontraban afuera y observaban con atención la
escena que acaecía en el Krizevac. Algunos usaban anteojos de larga vista.
Luego me apoderé de un anteojo de larga vista y dirigí la vista hacia el
monte. Lo que se veía era muy blanco, de una blancura tan agradable como nunca
antes había visto en mi vida. Posteriormente me dirigí a la iglesia a llamar a
los demás fieles, pero ellos ya se encontraban afuera en un erial mojado,
arrodillados, recogidos en fervorosa oración. Después de la oración los
fieles cantaron algunas canciones de la Virgen, y después manifestaron una
alegría general y un júbilo bullicioso. Entre aquel gozoso grupo de fieles
divisé a una mujer conocida de Hamzic. Ella a toda voz decía: “¡OH Virgen,
gracias! Esta tarde he venido por la decimoquinta vez a este lugar. ¡Qué me
suceda lo que Tú quieras, gracias a Ti porque te he visto!”. Por mi parte
tengo que resaltar nuevamente que sin anteojo de larga vista vi solamente la
columna blanca, pero a través del anteojo de larga vista vi además la figura
de una mujer.
El otro fenómeno sucedió, me parece, el martes 27 de septiembre. El
tiempo era más hermoso que la primera vez, y había bastante gente afuera. Y de
nuevo lo mismo: desapareció la cruz. Y la cruz apareció de nuevo, pero, ¿cómo?
Con brazos en la parte superior, y delante de la cruz, una figura. La escena duró
alrededor de 15 minutos.
El tercer fenómeno con una señal especial sucedió el 4 de noviembre a
las 17,15. Lo observaron al menos 300 personas. Sin embargo tal fenómeno se
manifestó en otro lugar. Quizás alrededor de 200 metros al noreste del
Krizevac. El fenómeno tenía la forma de llama que estaba quieta como si
estuviera dentro de un marco. Algo como una gran puerta que a veces se disminuía
un poco y luego aumentaba de nuevo.
Estos son los tres fenómenos de los cuales fuimos testigos nosotros
cinco sacerdotes: “Estos son algunos de los testimonios acerca de fenómenos
de luz y de blancura en Medjugorje. Hemos escuchado muchos más. Debemos decir
aquí que todas las personas que testimoniaron acerca de esos fenómenos se
presentaron dando su nombre y que algunas descripciones de los acontecimientos
vistos son más extensas de lo que hemos aquí escrito.
Testimonios
sobre conversiones espirituales
Hemos transmitido las declaraciones de los testigos. Y el juicio acerca
de todo eso lo dejamos a la Providencia de Dios, al magisterio de la Iglesia, y
a aquellos que se sientan llamados a interpretar y aclarar esos fenómenos y
declaraciones. Como creyentes estamos conscientes de que de tales fenómenos la
fe no vive ni sin ellos muere. El fundamento y la fuerza de nuestra fe es ante
todo el Evangelio y una vida que testimonie el Evangelio, aunque determinadas señales
que Dios envía de manera especial pueden despertar la fe dormida.
Sin embargo, junto a estos fenómenos de los que nos testimoniaron
individuos y grupos se halla algo que es mucho más convincente, palpable, y más
milagroso de las cosas que consideramos milagrosas. Son las conversiones
espirituales que acontecen en las almas humanas. Acerca de esas conversiones
espirituales nos dieron sus testimonios esa misma tarde aquellos mismos fieles
que nos transmitieron los testimonios acerca de las señales de luz y de
blancura aparecidas en la parroquia de Medjugorje. Testimoniaron con la palabra
y el ejemplo, de tal manera que pudimos nosotros testimoniar también sobre todo
aquello.
Nos hablaron de cómo antes las celebraciones en la iglesia eran
consideradas por ellos como muy largas aun cuando apenas duraban media hora, y
ahora no es para ellos muy largo ni cuando duran cuatro horas. Más aún, en el
último tiempo sucede que el sacerdote del altar alienta a los fieles a que
salgan a pasear en la tarde, pero muchos de ellos persisten en permanecer en
oración. Nadie tuvo que demostrarnos eso, ya que nosotros mismos nos
convencimos de que era así.
Seguidamente, nos dijeron que en sus lugares ya desde hace meses no se
escuchan palabras feas, y nosotros tampoco las escuchamos – aunque visitamos
lugares en que nadie sabía quiénes éramos.
Nos dieron nombres y ejemplos de reconciliación de aquellos que hace
mucho tiempo habían iniciado pleitos judiciales, por lo que no tenemos razón
para no creer en eso.
Jóvenes y adultos renunciaron a la anterior vida de pecado, que ahora
estaba cambiada del fundamento. Y en sus rostros se podía ver que no actuaban
ni fingían.
Mencionaron un ejemplo especialmente conmovedor que testimonia sobre una profunda conversión. Es decir, en la Navidad pasada un lugareño lloraba amargamente porque sus hijos se habían puesto tan descuidados en la fe que no querían ir a la misa de Navidad. Y ahora esos mismos hijos cada domingo y cada tarde estaban cerca del altar mismo recogidos en oración y devoción sincera.
Queremos hacer notar que el hecho de las conversiones espirituales
interiores no se refiere solamente a los fieles de Medjugorje, sino también a
muchos peregrinos de Medjugorje de lugares cercanos y lejanos.
Y esas conversiones espirituales, esa blancura y luz interiores, son
valores e ideales evangélicos a los que todo cristiano debería tender
permanentemente. Y ese es también Cristo, “Luz de luz”, que vino a redimir
y salvar el mundo.
Nuestro
hogar, XI., 10 (78), Duvno, diciembre 1981., Págs. 13-14.